CONFINAMIENTO – DÍA 85
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
EL VALOR DE CONOCERSE A SÍ MISMO
CENTRO CORRECCIONAL DE PRETORIA, SUDÁFRICA
Invitados distinguidos, damas y caballeros, es un placer estar aquí para hablarles. Y lo que tengo para decir puede parecer un poco diferente. La razón por la que puede resultar diferente es porque yo quiero poner el énfasis en ti, no en lo que haces. No en lo que haces, sino en ti. Porque, ¿quién eres?, ¿qué eres? Primero que nada, eres un ser humano, un humano.
Debo decir que la mayoría de las personas piensan que ser humano no es algo bueno. Por eso tenemos a Superman, ¿no es así? ¿Por qué creamos a Superman? Porque pensamos que los seres humanos no valen nada.
Yo no estoy de acuerdo, no lo estoy. Tenemos el bien en nosotros y también tenemos el mal. Así hemos sido creados. A lo largo de millones de años de evolución, así es como somos. Existe el bien en nosotros y existe el mal. Se nos ha dado la posibilidad de elegir, podemos elegir.
Les contaré una historia. Había una tribu y un día un niño pequeño se acercó al jefe y le dijo: “Jefe, tengo una pregunta. Mi pregunta es: a veces algunas personas son buenas, y esas mismas personas que son buenas, a veces son malas. ¿Cómo puede ser? O somos buenos, o somos malos.”
El jefe respondió: “No, dentro de cada uno de nosotros hay dos lobos, uno es un lobo bueno y el otro es un lobo malo. Y ambos están peleando”. El niño pensó, miró al jefe y le preguntó: “Jefe, ¿cuál de los lobos gana?” El jefe respondió: “El que alimentes. Ese se hará fuerte, el que alimentes”.
¿Les gustó la historia? ¿De verdad? ¿Les parece una linda historia? ¿Puedo hacer una pregunta? ¿Qué lobo alimentas? ¿A cuál lobo alimentas?
Cuento esta historia y hago esta pregunta frente a miles de personas, no solo en las prisiones. A personas que se suponen que son libres, pero que no lo son. Porque están encarceladas en la prisión del miedo, de la duda, de la ira. Y no pueden liberarse. No pueden liberarse de esa prisión. No pueden romper los barrotes del miedo, son tan fuertes que no pueden cortarlos, no pueden aflojarlos. La duda es tan frecuente, los domina tanto, que ni siquiera pueden moverse Y esta es la condición del mundo.
Tienes que elegir a qué lobo vas a alimentar. Cuando te enojas, ¿qué lobo acabas de alimentar? ¿El bueno o el malo? Cuando te desilusionas, ¿qué lobo acabas de alimentar?
Hoy me preguntaron en una entrevista de radio: “¿Qué vas a decir?” Y dije que un mensaje muy, muy sencillo para cualquier persona de este mundo. La mayoría de nosotros primero actuamos y después pensamos, ¿no es así?
Y es por eso que estás aquí, pensando. Porque lo hiciste y ahora estás aquí sentado pensando. Lo que tienes que hacer es aprender a pensar primero y luego actuar. ¿Estás desarrollando ese hábito?
Déjame decir que esto no es solo para ti. Es para todo el mundo. Se lo digo a todos. Porque el mundo entero primero actúa y luego piensa. Después dan conferencias de prensa, después vienen los debates y todo lo demás.
¿Y qué está pasando en el mundo? ¿Qué está sucediendo? Que las personas se están destruyendo unas a otras. Ayer hice un evento en Soweto y le dije a la gente: “¿Saben cuál es el problema en este mundo?”
Hace unos años, había un científico, era artista y científico, que quiso hacer un experimento. Compró un espejo gigante, enorme, y lo puso en la selva. Cuando el gorila se encontró frente al espejo se asustó. ¿Por qué se asustó? Porque vio a un gorila. Y ese gorila era muy grande. Era muy fuerte. Y cada vez que este gorila mostraba sus dientes, el otro también lo hacía. ¿Sabes quién era el otro gorila? Era él mismo. Pero no podía reconocerse.
Sócrates dijo: “Conócete a ti mismo.” Ese es el valor de conocerse a uno mismo. ¡Cuando gruñes, el gruñido que escuchas no es de nadie más que tú!
Todos están esperando que venga un ángel. ¿Y si yo te dijera que el ángel ya ha venido? ¿Sabes quién es ese ángel? Tú. No estoy hablando del cielo y del infierno. Estoy hablando de ahora, de que tú eres el ángel que puede salvarte.
¿Por qué tú puedes salvarte? Porque eres el más calificado para salvarte a ti mismo. Porque tú sabes exactamente lo que pasa en tu cabeza, qué lobo acabas de alimentar y que lobo has estado alimentando.
La idea no es vencer al lobo malo. Vencer al lobo malo no va a alimentar al lobo bueno. Tienes que alimentar al lobo bueno, no alimentar al lobo malo, no tienes que golpear al lobo malo, no tienes que golpearlo con un cinto, no tienes que tratar de desollarlo, ni intentar ladrarle, nada.
Alimenta al lobo bueno, es todo lo que tienes que hacer, alimentar al lobo bueno para que ese lobo pueda ser fuerte.
Esta es tu vida. Se te ha dado esto. Intenta darle tu respiración a otra persona. Siempre digo: “Si las personas pudieran darle su tiempo de vida a otra persona, no habría pobres”. ¿Sabes por qué? Porque todos los ricos lo comprarían y darían mucho dinero por él.
Pero no puedes, es tu vida. Puedes ser una flor en el jardín de Dios, una flor que luce hermosa, que huele hermoso, una flor que aumente esa belleza. O puedes ser una hierba. ¿Cuál quieres ser?
Las elecciones que has hecho te han traído aquí. Y tus elecciones te van a sacar de aquí, son tus elecciones las que te van a mantener fuera de aquí.
Sé que muchos aquí son personas muy duras. Y para ti, alguien te dice algo agradable y sacudes tu cabeza, escuchas y te entra por un oído y te sale por el otro. ¿Me equivoco? Porque durante toda tu vida tú has tenido la razón. Fue el mundo el que se equivocó. El mundo te condujo a esto, ¿verdad? Bueno, eso es lo que tú pensabas. Y es por eso que necesitas conocerte a ti mismo, no tiene nada que ver con el mundo. Tiene que ver contigo, con tu manera de verlo, con tu forma de percibirlo, de comprenderlo.
¿Qué es lo que no tienes? ¿No tienes sabiduría en ti? Sí que tienes. ¿No tienes bondad en ti? Sí la tienes. ¿Cuándo fue la última vez que la ejercitaste? ¿Y con quién fuiste bondadoso? ¿Con quién? La vida que se te ha dado es un regalo, ¿Por qué? Acéptalo. Agradece que estás vivo. Eso se llama gratitud.
¿Qué es la gratitud? No es decir “gracias”. Eso es algo que el mundo nos enseña, no sé por qué. En lugar de enseñarnos a comprender la gratitud, solo tratan de enseñarnos a decir “gracias”.
Pero, ¿qué es la gratitud? Cuando alguien hace algo que te hace sentir bien, entonces tomas un poco de ese bienestar que sientes y se lo devuelves. Eso es gratitud.
Hay tres cosas que pasan en la vida de un ser humano. Primero el nacimiento, que ya ha sucedido. ¿Es así? Eso espero, por eso estas aquí. Es algo importante. Y ocurrirá otra cosa al final, que se llama muerte, y esa está garantizada. No tienes que hacer una cita, ocurrirá.
Por millones de años no fuiste nada, nada. Por millones de años no serás nada. Esta es la excepción. El tiempo que estás vivo es la excepción. Tu tarea es hacer que esta excepción sea excepcional.
¿Quieres el cielo? Primero crea un cielo aquí. Has el cielo aquí primero. ¿Qué falta? ¿Por qué no hay un cielo? ¿Acaso lo Divino no está en todas partes? ¿No está el ser divino en todas partes? ¿No está aquí? ¿No está la divinidad en ti? Eso es lo bueno. La ignorancia es el lobo malo.
Alimenta al conocimiento. Alimenta la comprensión, depende de ti. Depende completamente de ti. Tú tienes ese poder. Compréndelo. La paz está dentro de ti. Siempre ha estado y siempre lo estará.
Paz no es una palabra. La paz es un sentimiento. La paz llega cuando tú te comprendes a ti mismo. La paz se siente cuando comienzas a alimentar al lobo bueno. La paz viene cuando comprendes que tú eres responsable de lo que sucede en tu vida.
CONFINAMIENTO – DÍA 83
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Encontrar la paz adentro
Prem habla con reclusos en la Prisión Tires, Lisboa, Portugal
Prem Rawat:
Me gustaría contarles una historia, porque ustedes están interesados en la paz. La paz no es algo que creas. La guerra sí es algo que crean los seres humanos. La paz ya está dentro de ti. El proceso de alcanzar la paz consiste en deshacer todos los obstáculos que has puesto entre tú y la paz.
Entender eso, aun con todos los ruidos, todas las cosas que suceden aquí arriba (“bum, bum”) todo el día. Entender que estás vivo. Estás aquí y eso es un gran desafío.
Nos hacemos adultos. Cometemos un error y decimos: “¡Bah!, soy un fracaso.” Pero cuando eras un bebé cometías errores y nunca decías “soy un fracaso”. Esta es la diferencia.
¿Quién nos enseñó que somos un fracaso? La gente te decía “eres un fracaso” y nosotros lo aceptamos: “¡Bah!, soy un fracaso”. Lo aprendimos. Lo aprendimos del mundo. Aprendimos, aprendimos y aprendimos. Y hoy estoy aquí para decirte: desaprende, desaprende y desaprende… porque cuando eras bebé eras mucho más inteligente.
Estabas en contacto con tus necesidades. Cuando sentías hambre se lo hacías saber a tu madre. No mirabas el reloj y decías: “¿Ya es la hora del almuerzo? ¿Ya es la hora de cenar? ¿Ya toca esto o lo otro?” Y estamos todos atrapados en eso. No nos damos cuenta, no nos damos cuenta del poder que tenemos en esta vida. De quiénes somos verdaderamente.
Y como ser humano, dentro de ti tienes compasión, tienes pasión, tienes bondad, tienes entendimiento, tienes sabiduría. Y lo más importante, tienes paz dentro de ti. Esto es un ser humano.
No lo que proyectamos externamente matándonos unos a otros, mintiendo, haciendo esto y aquello. Eso no es un ser humano. Lo cierto es que un ser humano es alguien lleno de bondad, de compasión, de entendimiento. Lleno de vida. Eso es un ser humano.
Y si quieres llegar a ser más poderoso lo único que tienes que hacer es convertirte en un ser humano, porque ahí vas a encontrar las respuestas a tus problemas. ¡Ahí está! Mientras este aliento llegue a ti lo tienes todo. Lo tienes todo.
Estuve en tres de las prisiones que hay en Sudáfrica, fui a la prisión Malmesbury, Zonderwater y a la prisión de Pretoria. Les dije a los reclusos: “Están aquí. Continuamente les dicen: 'No pueden ir ahí, ni ahí, ni ahí.' ¿Cuál es la diferencia con el exterior?”
Vas andando por la calle y ¿qué te dicen?: “Para. Ahora puedes continuar. No, para. Ahora, gira a la izquierda. No, no se puede doblar a la derecha; no puedes ir por ahí; no puedes hacer esto ni lo otro”.
Y luego están los barrotes. Las rejas más grandes no son las de metal. Para cortar los barrotes de metal lo único que se necesita es una lima, un serrucho. Pero esos barrotes que tienes aquí, que te aprisionan, ¿cómo los cortas? Hay personas ahí afuera que son técnicamente “libres” pero no se sienten libres. No se sienten libres.
Tengo un amigo de Inglaterra, en donde votaron por salir de la Unión Europea. Yo le hago bromas sobre eso porque él es de allí. ¿Por qué?
¿Crees que así se va a resolver el problema? ¿Que si cambias el color de tu auto se va a resolver el problema? Si se acaba la gasolina, ¿crees que vas a resolver el problema cambiando el color del coche o los neumáticos?
¿Cuál es el problema? El problema es que las personas no están en contacto consigo mismas, con quiénes son, con el potencial que tienen, con lo que pueden aportar. Con lo que pueden ser como país, lo que pueden ser como ciudadanos mundiales y cómo pueden estar sobre la faz de esta tierra.
¿Qué es esta oportunidad llamada “vida”? Veo que el mundo entero está encarcelado tras las rejas de divisiones e ignorancia. Que tienen paz en su interior pero no saben cómo acceder a ella. Saben cómo construir una bomba, saben cómo hacer un arma de fuego pero no saben acceder a la paz interior. Esto es problemático.
Este aliento es una bendición para cada uno de ustedes. Tu vida comenzó con este aliento. Cuando naciste, el interés de la gente era: “¿Respira o no respira?”. No les importaba si eras niño o niña, esto o lo otro. “¿Respira o no respira?”
Y como respirabas, pudiste ir a casa. Si naciste en un hospital, lo que te permitió ir a casa fue esta respiración. Y si naciste en casa, lo que te permitió quedarte en ella fue esta respiración ¿Comprendes el valor de esta respiración? ¿Lo comprendes? Porque necesitas comprenderlo, realmente.
Este es un regalo que se te da todos los días. ¡Incluso aquí! Incluso aquí. Esta es tu oportunidad.
Y hay una cosa simple que ojalá pudieras hacer o intentar hacer: piensa primero, luego actúa. Si pudieras pensar primero y luego actuar, no estarías aquí. Por no pensar, aunque sea un segundo, no pensar y actuar (sin pensar), ahora tienes una buena temporada para pensar.
Lo que elegiste te ha puesto aquí; lo que elijas te sacará de aquí y tus elecciones te mantendrán fuera de aquí. Tienes que elegir.
No tienes que intentar ser bueno, porque bueno ya eres. La bondad está en ti. Nadie te la puede quitar. Bondad, pasión, compasión, claridad, serenidad. Nadie te puede quitar eso. Lo tienes dentro de ti.
Les voy a contar una última historia. Es muy corta. Se las voy a contar porque ha marcado una diferencia muy grande en mi vida y la quiero compartir con ustedes.
Había una aldea y allí estaba el jefe. Un día, un niño pequeño se acercó a él y le dijo: “Jefe, tengo una pregunta.” Y el jefe dijo: “¿Cuál?” El niño le dijo: “¿Cómo es que algunas personas a veces son buenas y esas mismas personas que a veces son buenas, son malas en otros momentos?”
Y el jefe le respondió: “Porque cada uno de nosotros tiene dos lobos adentro: el lobo bueno y el lobo malo”. El niño se quedó pensando, y dijo: “Jefe, ¿cuál de los dos gana, el lobo bueno o el lobo malo?”. Y el jefe le contestó: “El que tú alimentes.”
Tienes un lobo bueno y un lobo malo ¿A cuál de los dos alimentas? ¿Lo has pensado? Cuando alimentes al lobo bueno te vas a sentir bien. Cuando alimentes al lobo malo te vas a sentir mal. Alimenta al lobo bueno. Yo lo tengo que recordar cada día: “Alimenta al lobo bueno.”
Hay personas que dirían: “Claro, es culpa de tal persona o de esa otra. Esa persona me hace enfadar. Aquella persona me hace enfadar.” Pero, me tengo que preguntar: “¿Qué lobo acabas de alimentar?”
Así que recuerda eso. Y cuando te des cuenta de que acabas de alimentar al lobo malo, alimenta al lobo bueno.
Muchas personas dicen: “Matemos al lobo malo.” Aunque mates al lobo malo, eso no le va a ayudar al lobo bueno, porque al lobo bueno hay que alimentarlo. Eso es lo único que va a ayudarlo: “Alimenta al lobo bueno.”
CONFINAMIENTO CON PREM RAWAT – DÍA 82
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
LA DIFERENCIA ENTRE SABER Y CREER
EVENTO EN EL DOLBY THEATER – LOS ÁNGELES – ESTADOS UNIDOS
A las personas que dicen: “No necesito que me hablen de la paz, todo está muy bien en mi vida”, mi mensaje es que busques una forma de que todo lo que está tan bien en tu vida, todo lo que disfrutas, se pueda conservar y proteger para seguir teniéndolo por el resto de tu vida.
Y para las personas que están luchando y han venido luchando tratando de encontrarle un sentido, una disculpa, alguna cordura en una situación de locura: “¿Por qué me está pasando esto?”, quisiera decirte que estás lleno de más esperanza, de más alegría de la que puedas imaginar.
Para mí, la ironía es que ser humano y tener esta posibilidad de estar satisfecho, pleno, esté tan cerca. Esta es la plataforma, el escenario donde ocurre, no hay otro. No hay otro.
Y esta es la posibilidad para todo ser humano. Estar en ese lugar en el que el corazón canta y tú escuchas. No te entregas a todas las ideas.
A ver, déjenme terminar con lo que estaba diciendo. Porque esto es lo que sucedía en mi cabeza y pensaba: “El miedo, hablaste del miedo”. Y me di cuenta esta mañana a eso de las 6:45. Me di cuenta de que cuanto más miedo tienes más cosas crees. Cuanto menos miedo tienes, más saber tienes.
Si puedes comenzar a diferenciar entre el saber y el creer podrías comenzar a tener una idea de cuánto miedo tienes. Porque debido al miedo no quieres saber y entonces crees. Y es mucho más fácil creer porque no se trata de saber. Puedes dejar que tu imaginación corra por donde sea.
Esa es la razón… porque realmente, si hay un solo Dios, ¿verdad?, entonces ¿por qué hay diferentes religiones? ¿Por qué? ¿Cuál sería la razón, cuál sería la necesidad? La realidad es que hay uno solo, pero no en el reino de las creencias. En el reino de las creencias hay dioses diferentes.
Y en el reino de las creencias los dioses pueden hacer distintas cosas. Dicen: “Esto, aquello. No se puede hacer esto, sí se puede hacer aquello”. Se trata de las reglas, es todo reglas. Y si cumples todas estas reglas, entonces, especialmente después de la muerte irás a un lugar fantástico que se llama el cielo. Y eso es todo.
Tengo dos cachorros, dos pequeños pomeranios, y cuando se dan cuenta de que estoy en mi oficina vienen y empiezan a arañar la puerta: “Déjanos entrar, déjanos entrar”. Así que los hago pasar, entran y me miran como: “Bueno ¿qué tienes para darnos?” Y tengo un frasco grande con galletitas, les doy galletitas y se ponen felices.
Uno de los trucos que tengo, porque tengo que trabajar, no puedo prestarles mucha atención, es que los llevo afuera y les digo: “miren, miren lo que tengo para darles”. Y se emocionan tanto que uno de ellos empieza a bailar y el otro está ahí como “sí, sí, sí”. Los llevo afuera, les doy sus galletitas, están completamente felices, se comen sus galletitas y así puedo volver a entrar a mi oficina. Y todo está bien.
Más o menos a los cuarenta minutos, están otra vez ahí arañándome la puerta. Abro la puerta y entran a mi oficina… es como: “nunca estuvimos aquí, donde están las galletitas”. Y yo: “un momento, pero si recién les he dado.” Me hacen reír cada vez que pasa. Porque me miran como diciendo: “hoy no nos has dado ni una galletita.” y yo: “pero si recién se las he dado”. Pero ellos no se acuerdan, no se acuerdan.
Entonces, si no se acuerdan, ¿de qué sirve? De lo bueno y lo malo. Y por ahí va la gente, en todo este negocio de las creencias. En el negocio de andar creyendo. Porque es un negocio. Es un negocio. Y el negocio es que les vendes tus creencias a los demás, haces que te las compren.
¿Cuál es la alternativa? Saber. ¿Y de qué se trata el saber? No te sientas a hablar de Dios. Sientes a Dios. No das conferencias sobre Dios. No das sermones sobre Dios. Ayudas a las personas a que se vuelvan hacia su interior y sientan a ese ser divino que reside dentro de cada uno.
No escribes libros sobre las creencias sino que escribes libros para ayudar a las personas a que puedan comprender el saber.
Fui a hacer una entrevista, y antes de la entrevista tuvimos una pequeña reunión para conocernos. La persona que me iba a entrevistar salió, conversamos un poco, entramos en la sala, me hicieron la entrevista. Y las respuestas que esta persona recibió… se notaba que nunca había escuchado respuestas como éstas porque empezó a cambiar todo en ella.
En un momento dado hablé de Dios. Usé la palabra Dios. “¿Conoces a Dios?”. Le dije: “Esa es la pregunta equivocada”. “¿Cuál es la pregunta correcta?”. “¿Has sentido a Dios?”. Conocer a Dios no va a suceder si estás usando el cerebro. Porque cuando se trata de imaginación, es inimaginable. Así que ni lo intentes.
Entonces preguntó: “¿Has sentido a Dios?”. Le dije: “si”. “¿Existe Dios?”, “sí”. “¿Cómo lo sabes?” Y le dije: “Cada vez que respiras se te está dando una bendición divina, es así como conoces al Ser Divino”.
Nunca había oído eso antes. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Y en una fracción de segundo esta persona pudo vislumbrar de lo que se trata la vida: sentir, vivir, aceptar esta bendición, sentirse afortunado. No creer que eres afortunado, sino sentirte afortunado, sentirte vivo.
Desconectarte del resultado de los deseos, observar y deleitarte en la realidad.
Cuando empiezas a aceptarlo es cuando pasas a estar tan vivo que entiendes lo que es la vida. Eso es la vida.
Entender esto por una fracción de tiempo no alcanza. Este saber tiene que suceder cada día. Este saber tiene que suceder, y la celebración. Fiesta, ¿verdad? Esta fiesta es cuando el ser humano le abre los brazos a la bendición y el regalo de la vida se hace evidente. Esta es la fiesta, se llama gratitud.
Gratitud es cuando vas más allá de las palabras porque las palabras no alcanzan, el corazón está pleno y hay alegría porque hay comprensión, porque sabes, no crees. Sabes, ves, es evidente. Y tu vida ha cambiado.
En ese momento, de nuevo, las riquezas de la existencia, de la claridad, de la sabiduría, de la comprensión, son tuyas. Y es una riqueza que nadie te puede quitar.
¿Sabes cuál es la riqueza de la sabiduría? Aunque alguien quisiera robártela y se lo permitieras, ¿crees que vas a quedar con menos? La bondad… si alguien te la robara, ¿crees que vas a tener menos?
Puedes dar de tu bondad a todas y cada una de las personas sobre la faz de la tierra, siete mil seiscientos millones de personas y no te faltaría nada. Te quedarías con toda la bondad que has tenido. Y eso lo puedes multiplicar por mil millones y la seguirías teniendo. No disminuiría en nada.
Esa es la cantidad de bondad que tiene cada uno. ¿La usas? Eres muy bueno para usar tu juicio. Eres muy bueno para juzgar a todos. Pero ¿y la bondad?
Entonces, ¿de qué sirve tener esta riqueza increíble llamada bondad y vivir el resto de tu vida como un mendigo? ¿De qué sirve? La gente me dice: “yo quisiera tener claridad como tú”. Y yo digo: “Pero si la tienes. ¿Crees que yo tengo algo de especial? Yo estoy hecho de las mismas cosas que tú. De lo mismo que tú. Me rige el mismo reglamento de esta Tierra que a ti”.
Y si en mi vida yo puedo decirme a mí mismo que sentir esta bendición debería ser una prioridad, ¿por qué no lo puedes decir tú?
CONFINAMIENTO – DÍA 81
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Individuo 1: [hombre]
Me siento agradecido en la vida si tengo un trabajo en donde puedo trabajar con el corazón...
Individuo 2: [mujer]
Es sentir agradecimiento por las cosas que uno tiene y lo que uno simplemente siente.
Individuo 3: [hombre]
No se puede explicar. Es un sentimiento cálido, como apreciar lo que todos a mi alrededor han hecho por mí.
Individuo 4: [hombre]
Definitivamente no hay suficiente gratitud en el mundo. Y las personas que no sienten gratitud están como tristes, deprimidas, algo gruñonas y pesimistas...
Individuo 5: [mujer]
Gratitud, para mí, es tener el corazón para apreciar; no porque lo tienes todo sino porque agradeces lo que ya tienes.
Prem Rawat:
La verdadera gratitud se siente cuando el corazón está lleno. Tiene el poder de transformarte porque te llena. No lo has creado tú pero surge de ti. Lo siente el corazón y el corazón lo expresa.
Texto en pantalla:
PROYECTO GRATITUD
Prem Rawat:
Estoy muy contento de estar aquí y de tener esta oportunidad de hablar de algo que es muy profundo. Muy malinterpretado pero, sin embargo, muy profundo. Por supuesto que me refiero a la gratitud. Ahora, ¿por qué se malinterpreta? Porque las personas se dicen a sí mismas: “Debería sentir yo más agradecimiento en mi vida”.
Pero no lo sientes. Eso es un hecho ¿Deberías? Sí.
Es como hacer estas resoluciones de Año Nuevo que luego no cumples. Porque entonces ¿qué vas a hacer al año siguiente? Necesitas que esa resolución siga pendiente para poder decir: “Ah, sí, sí, este año sí que la cumplo.” Y es así como funcionamos.
Pero la verdadera gratitud no es fabricada. Es real. Viene de adentro cuando las cosas están bien, no cuando están mal. Cuando están bien. Así que, ¿cuáles son las cosas que tienen que estar bien para que pueda fluir del ser humano la verdadera gratitud? Una de las cosas que tiene que suceder es que tiene que haber apreciación. Pero ¿apreciación por qué?
Cosa interesante, hace unos días estaba aún despierto por la noche, y en mi baño tengo una libreta. Anoté algo en esa libreta: “SLY”. En inglés esta palabra no es bonita (en inglés significa “pícaro”). “S-L-Y.”
Así que ahí está ¿Qué significa? “S-L-Y.” Y lo que me había venido a la mente esa noche era: “Alguien te ama”. Solo eso: “Alguien te ama”. Como estaba oscuro, en vez de escribir toda la frase, escribí solo “S-L-Y” (las iniciales de dicha frase, en inglés).
¿Y quién es este “alguien”? (Inmediatamente, “alguien”). Bueno, la “s” podría referirse a “algo”, no tiene que ser “alguien”, podría ser también “algo te ama”.
Es inútil tratar de averiguar quién es ese alguien porque no tienes esa capacidad. Puedes tener imaginación, pero tu imaginación se quedará corta ante la realidad de quién es ese “alguien”.
Así que, sabiendo que es inútil, ni lo intento. Pero ¡te ama! Eso es bueno. ¿Y esto cómo lo sé? Porque este regalo del aliento llega a mí. Se me ha dado una oportunidad de estar vivo.
Y es simplemente viendo los regalos que se me han dado... Y me ha llevado mucho tiempo en mi vida, mucho tiempo, darme cuenta de que los regalos que se me han dado pesan más que todos los problemas que tengo en mi vida.
Así que estoy trabajando para poder llegar a ese punto en el que se puede apreciar, porque una vez que puedes sentir apreciación, puedes tener gratitud.
Pero cuando nos encontramos con nuestro problema, ese problema nos intriga tanto, estamos tan dispuestos a buscarle solución que nos volvemos ciegos a lo que nos rodea. Que este aliento sigue llegándome. Que sigo teniendo en mí un océano de respuestas. Que tengo un océano de claridad en mí. Un océano de bondad en mí. Tengo un océano de alegría en mí. Tengo sencillez en mi vida. Tengo luz en mí. Estas cosas, sin importar lo que esté sucediendo.
En Australia fue la primera vez que hablé de estos dos muros. Estos muros importantísimos, ¿verdad? El muro por el que sales y el otro muro que atraviesas y desapareces. Sales por un muro y estás aquí; y luego está el otro muro, cuando chocas con ese muro, ya desapareces.
A dónde vas, nadie lo sabe. Te gustaría saberlo porque tienes tanta curiosidad por todo. Te gustaría saber, como si eso fuera a cambiar las cosas. No las va a cambiar, pero a ti te gustaría saber.
¿Y por qué no sientes curiosidad por esa fuerza, la fuerza que está separando estos dos muros? Podrían haber estado así: uno e inmediatamente el otro: “¡Pum, pum, y te vas!” Y sucede. A veces sucede así. Pero, para ti esto se ha separado como con palancas.
Yo sé que hay ciertas historias como ésta en la India y por supuesto en Occidente también, en que se separaron las aguas del mar. Esto es más que una separación de las aguas del mar. Estos son los dos muros a los que les encantaría estar juntos. Los han forzado a separarse. ¡Y la fuerza que se requiere para separar estos dos muros es inmensa!
¿Cuál es esa fuerza? Se expresa en ti. Esa fuerza que es tan poderosa, tan poderosa que separa esos dos muros. Se expresa en ti de la manera más dulce que puedas imaginar: como el aliento que entra y sale. Y mientras siga sucediendo eso, amigos míos, esos dos muros no se pueden tocar el uno al otro. Y punto.
¿Cómo aprecias eso? ¿Cuánto lo aprecias? ¿Conoces el valor de la bondad en tu vida? ¿Conoces el valor de la claridad en tu vida? ¿Conoces el valor de la alegría en tu vida?
Así que, ese “alguien” que te ama te ha dado estas cosas para que las uses como quieras, tanto como quieras. ¿Crees que la bondad tiene límite? ¿Piensas que te vas a quedar sin bondad en algún momento? Técnicamente, ¿se puede agotar la verdad? ¿Es posible eso? ¡No! ¿Es posible que se te agote la alegría? ¡No!
Pero cuando llegan esos problemas elegimos la tristeza, sentimos lástima por nosotros mismos en vez de alegría y de seguir celebrando la vida, de seguir celebrando que estos dos muros siguen estando separados.
Cuando las personas hablan conmigo, hay personas que ya pueden oler el otro muro. Lo pueden sentir. Puedes sentir el olor de ese otro muro, tiene un olor y se puede sentir en el aire. Es desagradable. Ya viene, a medida que te acercas más y más.
Y yo les digo a esas personas: “Pase lo que pase, recuerda este aliento. Recuerda que esto es un regalo”. Un regalo no se mide por la cantidad, por el peso, por el volumen, sino por la generosidad del dador. La generosidad de haber hecho incluso que esto pueda suceder.
Dentro de ti reside esta experiencia asombrosa. La experiencia más absolutamente asombrosa. La experiencia de eso mismo, de ese poder, de ese... ¿Qué puedo decir? De eso que está separando los dos muros. Y lo único que se necesita es que tú sepas ir hacia adentro, conectarte y simplemente presenciarlo.
Es tal el poder de esto, es tal el poder de esto que te deja con paz. Es tal el poder de esto que te deja en esa alegría simple y profunda.
Y repentina, lentamente, todo empieza a disiparse. Todo deja de importar. Lo único que importa es el viaje mismo. El viaje con el aliento. Deslizarse con este aliento como esas olas en el mar. Este aliento entra, esta fuerza poderosísima que se ha hecho tan dulce separa esos dos muros. Existo, y puedo apreciar mi existencia.
Esa pregunta que hice: “¿Quién es ese alguien?”, nunca se ha respondido. Nunca se ha contestado. Y esa pregunta sigue ahí. Soy un ser humano y tengo esa pregunta igual que tú.
Pero he surfeado en esa tabla, he navegado en ese momento llamado ahora. Y ahora obtuve una respuesta. He aquí la parte complicada: obtuve una respuesta a una pregunta que ni siquiera había hecho. Y estoy satisfecho, aunque esa pregunta sigue sin respuesta.
Y está bien. Estoy pleno. No estoy pleno por alguna cosa sino que he encontrado la plenitud de mi claridad en mí. Me he atrevido a zambullirme y he amado. Y sé... sé que no toqué fondo. Hasta donde alcancé a ver, vi claridad. No había fin. Y si eso no fuera suficiente: me he zambullido en el océano de la bondad y no toqué fondo. Ni siquiera lo intenté. Y quedé anonadado por su inmensidad.
Estoy pleno porque se me ha enseñado la plenitud de esta vida. Esto es lo que deberías hacer tú también. Te digo esto porque si yo puedo hacerlo, tú puedes hacerlo.
CONFINAMIENTO – DÍA 80
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
SABIDURÍA ILIMITADA
CUANDO EL DESIERTO FLORECE
EVENTO DE AUTOR – MADRID – ESPAÑA
¿Por qué debes saber quién eres? Porque entre el momento del nacimiento y el momento en que te vas, vas a intentar ser algo. Vas a hacer mucho esfuerzo por ser algo. Y no es lo que vas a lograr lo que estás intentando, que es ser feliz, estar satisfecho. Vas a hacer un esfuerzo enorme por estar contento, por estar satisfecho. Lo veo en bebés, lo veo en adultos.
Todos van a intentar ser felices, lo que sea que los haga ser felices, van a intentarlo. Y no solo van a intentarlo como lo hacemos todos sino que vamos a mirar hacia afuera para encontrar nuestra felicidad.
Lo vamos a intentar, vamos a intentar estar satisfechos, intentar estar felices, pero esta es la ironía: a veces lo vamos a lograr por una fracción de segundo y después, el resto de la vida, vamos a estar repitiendo ese esfuerzo para ver si obtenemos el mismo resultado. Y algunos vamos a terminar llenando nuestras vidas de desilusión.
Porque estamos buscando esa satisfacción a través de nuestras relaciones, a través del país, “el país nos va a dar esa satisfacción, los líderes nos van a dar esa satisfacción, la relación nos va a dar eso”. Y cuando no encontramos esa satisfacción terminamos llenando nuestra vida de decepción.
Y esta es la ironía: la ironía es que si tan solo te conocieras a ti mismo te darías cuenta de que llevas dentro de ti una alegría que no tiene límites. Llevas dentro de ti la mina de la satisfacción que no tiene fin. Llevas dentro de ti el lago de la serenidad que hasta la fecha nadie ha descubierto el fondo de ese lago. Llevas dentro de ti un árbol que da tanta sombra que debajo de él te sientas y es lo más sosegado que un ser humano puede hacer. Llevas dentro de ti un sol que tiene una calidez inigualable, que en los días fríos puedes ir adentro y disfrutar del calor de ese sol. Y sentir que revives.
Tienes en ti el océano de la claridad. Te mojas ahí y el polvo de la confusión queda lavado. Eso es lo que eres. Eso eres. Y esta es la posibilidad.
Es por eso que estoy aquí, para decirte esto. Dos cosas: quiero darte esta noticia y aquí está mi objetivo. Lo que te quiero decir no es algo nuevo, lo que te quiero decir ya lo sabes. Y segundo, te lo quiero decir de una forma en que a ti te llegue como si fuera una novedad. Ese es para mí el desafío.
Lo que te quiero decir, tú ya lo sabes. Porque también tienes en ti una sabiduría ilimitada.
Así que en tu vida, en tu existencia, tú tienes que sentir el dolor, tú tienes que sentir la alegría. Algo dentro de ti quiere sentirse feliz, contento. Rechaza la idea del dolor, del sufrimiento. Entonces, ¿a quién mejor dirigirse para la fuente de esa alegría que a ti mismo? Esa fuente que llevas donde quiera que vayas. No importa donde vayas en este mundo, llevas esta fuente contigo donde quiera que vayas.
De eso trata este libro, trata de señalarte a ti, darte un entendimiento de ti mismo. Pone el énfasis en ti, porque nadie más lo hace. Para todos los demás el énfasis es: tienes que hacer esto y aquello, tienes que lograr esto y aquello. Y yo estoy diciendo: primero pongamos el énfasis en ti.
Tú eres el cimiento de este edificio que se llama “tú”. Tú eres el cimiento de este edificio que se llama tú. Y cuando tú eres débil el edificio también lo es, y cuando tú eres fuerte el edificio también lo es.
¿Y por qué el edificio tiene que ser fuerte? ¿Por qué necesita ser fuerte este edificio? Porque los terremotos vendrán. Los terremotos llegarán. Los incendios llegarán.
Esta mañana vi la lluvia, llovía y llovía. Madrid se beneficia con esta lluvia, ha estado todo muy seco. Miraba la lluvia, pensaba en la lluvia y me di cuenta (todavía me falta pensar más en esto) que el agua destruye todo lo que el hombre ha hecho, lo destruye. Si un edificio se moja por dentro, olvídate. ¿Tu electrónica? Se arruina. El agua es un destructor poderoso. Y también es uno de los creadores más poderosos. Contiene esas dos posibilidades: puede destruir y puede crear.
Tú también tienes una inmensa posibilidad. La posibilidad de sentir la vida, de abrirle los brazos a la vida, de entender el valor de cada aliento que respiras, el valor de cada día que vives. El valor de cada momento que tienes.
El día en que comiences a practicar, a ejercitar la sabiduría que tienes dentro de ti, es el día en que será sabio, es el día que comprenderás el valor de la vida, el valor de estar vivo.
No te juzgas a ti mismo por lo que tienes, eso no te lo han enseñado. No te han enseñado a juzgar por lo que ya tienes, te han enseñado, definitivamente, a juzgarte por lo que no tienes. En todas partes: eso no lo tengo, eso no lo tengo, eso no lo tengo, eso no lo tengo.
¿Puedes imaginarte una tienda que tiene todas las cosas conocidas? No, son todas cosas que nadie más tiene: no tengo eso, no tengo aquello, no tengo esto, y eso no lo tengo. Ahora, vengo yo y te digo: paz. Y dices, mmm, eso no lo tengo. Pero sí la tienes, sí la tienes.
Tienes paz dentro de ti pero no sabes cómo acceder a ella. Tienes sabiduría dentro de ti pero no sabes cómo llegar a ella. Tienes amor dentro de ti pero no sabes cómo encontrarlo. Tienes entendimiento dentro de ti pero no sabes cómo llegar a él. Tienes bondad dentro de ti pero no sabes cómo llegar a ella. Te has olvidado.
Hay tanto, tanto que es tan asombroso. Para ti. Vienes a esta Tierra y no vienes solo: vienes con paz, vienes con esperanza, vienes con alegría, vienes con comprensión, vienes con sabiduría. Pero no hablamos de estas cosas. ¿De qué hablamos? Hablamos de nuestros problemas. ¿Sabes que tiene de malo hablar tanto de los problemas? Que después de cierto punto no sirve de nada, no ayuda.
Hay alguien sentado a mi lado en un avión y tiene rota la nariz, yo le digo: “tienes rota la nariz” y me dice: “ya lo sé.” Después, a los 15 minutos le digo: “oye, tienes rota la nariz”, me dice: “ya lo sé, ya lo sé”. Y otra vez, a los quince minutos le digo: “tienes rota la nariz”. Creo, que a la décima vez esa persona va a estar buscando cambiar de asiento porque va a pensar que estoy loco. ¿A ti no te parecería eso odioso? Y definitivamente contemplarías la idea de que esa persona puede estar cu-cu, loco. Porque repite una y otra vez: “tienes rota la nariz, tienes rota la nariz”.
Si estás en el avión, llamarías a la azafata y le dirías: “estamos volando”, te diría “ya lo sé, estamos volando”. La llamas otra vez y: “estamos volando”. Eso es lo que hacemos.
Nuestra pericia es encontrar una forma mejor de expresar el problema para seguir repitiéndolo.
¿Y la solución? La solución, de una manera hermosa, yace dentro de ti.
Para mí, el libro se dirige a eso fundamentalmente. Lo hace de una forma diferente, usando historias, usando analogías, pero ese es el mensaje: que tienes en ti lo que estás buscando y si puedes comprenderlo tu vida cambiará.
Confinamiento – Día 79
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
La posibilidad de paz
Seminario Internacional de Bunya
Hiroshima, Japón
¿A qué llamamos conflicto? A algo que puede dominar a un ser humano hasta el punto de que considere aceptable la destrucción masiva. Paremos aquí, esto es bastante fuerte. A fin de cuentas, estoy aquí para hablar de la paz, no he venido a asustarte. Así que intentemos entender de qué trata este conflicto.
Hace unos días estuve en Australia y hablábamos de excavar un hoyo, necesitábamos excavar un hoyo. Le dije al arquitecto, bromeando, solo bromeando... (me encanta el humor, reírme), le dije: “este hoyo va a resultar muy barato porque ya tenemos uno, a unos pocos kilómetros tenemos otro, lo único que tenemos que hacer es traerlo aquí”.
Yo me reía, el arquitecto también... luego me puse a pensar: ¿cómo mueves un hoyo? ¿Se puede trasladar un hoyo? De hecho, ¿puedes mover de lugar un hoyo? Así que he aquí la pregunta ¿Un hoyo existe o no existe? ¿Una pregunta muy difícil? ¿El hoyo existe o no? ¿Estás seguro de que el hoyo no existe? ¿Acaso no decimos ahí hay un hoyo?
“Ten cuidado, hay un hoyo ahí”. Si el hoyo no existe ¿cómo puede estar ahí? Entonces ¿hay un hoyo o no lo hay? Creo que he encontrado un fallo en la manera en que las personas se expresan, ¿verdad? Nosotros decimos hay un hoyo, y hemos empezado a pensar en él como algo real, cuando en realidad no lo es.
No sé cómo expresar esto, el idioma inglés no parece estar diseñado para describirlo. Entonces, como el hoyo, pensamos que la ira es algo, ¿y si fuera un hoyo? ¿Y si la confusión fuera un hoyo? ¿Y si el conflicto fuera un hoyo? Porque si intentas ver un hoyo como una cosa, la lógica que le expresé al arquitecto sería correcta: sería algo muy barato porque ya tenemos uno, simplemente lo traemos aquí y se acabó.
Queremos paz, y esto es lo que nos han dicho: ¿cómo vamos a conseguir paz? Parando la guerra. Pero ¿y si la guerra fuera el hoyo? Nada en sí mismo, sino la falta algo, la negación de algo, no su afirmación.
No se puede manipular, no se puede trasladar ni alterar, es la ausencia de algo, no su presencia. La paz es la presencia de algo, la ausencia de paz es guerra. Intentamos librarnos de la guerra y la única manera de librarse de ella no es intentando detenerla sino trayendo la paz. Porque la paz es real y la guerra no. Así que, si nuestra estrategia es tratar de manipular lo que no existe nunca tendremos éxito. La gente dice: “Querer pelear es humano.” Yo no estoy de acuerdo, pelear no es la naturaleza humana, no es así. Si te fijas en la historia, ha habido tiempos más largos sin peleas que con ellas.
¿Cuál es el estado del mundo actual? Hay más alimentos que nunca, y más del 45% de la comida producida se desperdicia. Hay más comida ahora que nunca y sin embargo las guerras continúan. ¿Por qué? ¿Qué crea este conflicto? Ajá, no se puede manipular un conflicto porque es la ausencia de algo.
En ti, tú tienes que entender que la paz reside en tu interior. ¿Qué es la paz? ¿Es una idea? ¿Una utopía? Todo el mundo bailando con flores en el pelo, todos haciendo así, paz, paz, nadie discutirá, nada de peleas en los aparcamientos...
¿Es tu visión de la paz algo así? ¿Una utopía? ¿Lo es? Si lo es, te equivocas, porque ¿qué significa utopía? ¿Sabes lo que significa? Nace de dos palabras, oiu en griego, significa “no”, y topos (topografía) que significa “lugar”. Utopía significa de hecho, ningún lugar. Significa ningún lugar. Y todo el mundo sueña con este lugar que no existe. Eso no es paz.
Permíteme decirte qué es la paz: la paz es todo lo bueno en ti, es la serenidad en ti, es la bondad en ti.
La paz es la delicadeza en ti, es la comprensión en ti, es tu capacidad de apreciar. La paz es la luz en tu corazón, la paz es la alegría en ti, es la divinidad en ti, es la aceptación de la bendición en ti, es el ir y venir de este aliento. La paz es la belleza que tú eres.
Te has despertado a tu mundo pero no te has despertado a esta cosa única llamada vida. Lo sabes todo acerca de este mundo: sabes que es redondo, sabes que hay un sol, que hay una luna, que hay estrellas, océanos... conoces este mundo.
También sabes que hay guerras, que hay hambre, incendios, tormentas, huracanes, tifones... Conoces tu mundo, pero ¿conoces la vida? La vida comienza con este aliento. El aliento. Y en esta vida existe la posibilidad de paz. En esta vida, existe la posibilidad de comprender, de saber...
El sol da luz no durante ocho, nueve, diez, once horas al día, sino día y noche, iluminando tu corazón. Despierta al mundo de la vida, despierta al mundo de la alegría, a esta belleza interior, a esta existencia.
Esa es la canción que necesitas escuchar. Esta canción, la canción de la vida, hace que tu corazón baile. Te sientes bien no por lo que podrías obtener, te sientes bien no por lo que has perdido sino que comprendes que lo que se te ha dado es el mayor de los regalos.