CONFINAMIENTO – DÍA 91
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
LOS TESOROS QUE TIENES ADENTRO
BARCELONA – ESPAÑA
Estamos aquí para intentar entender algo, porque la vida no es algo estático. Y lo que está sucediendo en tu vida es importante para ti. Es tu vida, tu existencia.
De todas las cosas que suceden y sucederán en tu vida, todos los dramas, todos los traumas, siempre habrá una posibilidad que será constante, y es la posibilidad de vivir en paz, de que puedas sentir esa alegría, de que puedas sentir este regalo increíble llamado la vida.
Porque aquí estoy, estoy vivo, y la forma en que lo explico es que hay dos muros. Está ese muro, ya lo atravesé, no sé dónde estaba antes, pero ese muro ya lo atravesé y aquí estoy ahora entre los dos muros. Y entre esos dos muros voy andando, no hay nada que pueda hacer al respecto. No puedo ponerlo en pausa, no puedo detenerlo. Ni siquiera hay un reóstato que lo haga ir más despacio, simplemente va avanzando a su ritmo, sigue avanzando y sé hacia dónde va, yo sé exactamente hacia dónde va.
No va ni hacia la derecha ni hacia la izquierda, no va hacia arriba ni hacia abajo. Va del muro A, o debería llamarlo el muro B (por birth que quiere decir nacimiento) al muro D (por death que quiere decir muerte)
Para mí es muy directo: hay un poder en todo este universo que estaba ahí desde antes, está ahora y estará por siempre, es un poder absoluto. Lo impregna todo. Ese poder ha hecho posible que exista algo llamado la naturaleza. ¿Has oído hablar de eso? Ese poder permite que la naturaleza exista. Todo lo que vemos, todo lo que tocamos, olemos, sentimos, es gracias a la naturaleza.
Algunas personas llaman a ese poder Dios, otras personas lo llaman No Dios. ¿Qué diferencia hay? ¿Qué importa? ¿Qué diferencia hay?
Yo solo estoy hablando de hacer una auditoría, un inventario de la vida. Ya que vas de un muro hasta el otro muro, eso ya lo establecimos, ¿verdad? Ya todos pasaron por el primero, están vivos, ¿es así? ¿No sería lindo saber, hacer un inventario, una auditoría de lo que tienes, de dónde estás? ¿Y qué es lo que tienes? ¿Qué tienes?
Tienes tu dolor y tu sufrimiento, ¿verdad? Y también tienes malos recuerdos, ¿no es cierto? De paso, aquí hay otra, a veces sientes que eres como una olla a presión, ¿verdad? ¿Sabes qué es una olla a presión? Y a veces se siente como que esta olla a presión no es solo una olla, sino que va a estallar.
Siempre piensas que son los grandes obstáculos de la vida los que van a hacer estallar la olla, pero no es así. Son las pequeñeces. Así que préstale atención a esas pequeñeces. Empieza a mirar alrededor. ¿Qué son estas cosas? ¿Qué es esta carga que llevo? ¿Qué es esta presión que estoy creando para mí mismo?
Esto es de lo que estábamos hablando, la auditoría. ¿Dónde estás? Veamos qué es lo que tienes. Tienes en ti un océano de alegría inmenso, infinito. Dicha infinita. Tienes en ti una tranquilidad infinita. Tienes dentro de ti paz infinita. Tienes en ti lagos y lagos de serenidad. Tienes en ti la sabiduría más profunda.
Lo cierto es que tienes dentro de ti la lámpara más espléndida encendida, y tiene el poder de eliminar cualquier oscuridad. Dentro de ti tienes el poder y la fuerza, no con tus músculos sino con tu sabiduría, que es capaz por sí sola de ganar la guerra más grande que jamás vayas a pelear. Por sí sola. Tienes la capacidad. Así es la fortaleza que tienes. Tener la capacidad de ganar la guerra contra la ignorancia, indudablemente.
Entonces, volvamos a la auditoría, al inventario. Quiero hacerte una pregunta. Y mi pregunta es la siguiente: ¿Cuánto de todo eso tan hermoso que te acabo de describir se refleja en tu vida cada día, en cada momento? O si alguien se anticipa a quitarte el espacio para estacionar, ¿te vuelves loco?
Una persona con tanto poder, que tiene dentro de sí la promesa de poder conquistar la ignorancia, ¿pierde el control porque alguien le quitó el espacio para estacionar? ¿Porque se te escapó el perro? ¿Porque tu esposo te dijo que ya no te quiere? ¿Porque tu esposa te dijo “adiós, encontré algo mejor”?
Estoy preguntando nada más, de eso se trata la auditoría, hay que hacer preguntas. Estoy simplemente preguntando.
Volvamos a la auditoría. Para el ser humano que tiene este océano de paz, ¿cuánto de ese océano se refleja en tu existencia? Para el ser humano que tiene dentro de sí lagos y lagos de serenidad, ¿con cuánta de esa serenidad cuentas en tu vida? Esta fortaleza que tienes para ganar la guerra.
Cada ser humano sobre la faz de esta tierra nace con esa fortaleza excepcional. Esto no es imaginación sino que pura y sencillamente tienes la fortaleza para ganar a la ignorancia en tu vida; no en la de los demás, en tu vida. ¿Cuánto se refleja eso en tu vida?
Lo único que estoy diciendo es: ¿no podrías incluir todas estas cosas que ya tienes en tu vida? Es todo lo que tienes que hacer, incluirlas en tu vida todos los días. Serenidad, vamos. Paz, ven conmigo. Alegría, vamos. Eso es todo, simplemente tienes que incluirlas.
Muchas personas vienen a un evento como éste y dicen: “pero si no nos has dado nada”. Déjame decirte algo, lo que te doy cuando vienes a uno de mis eventos, no tiene precio. Te doy una nueva forma de pensar, una nueva forma de pensar que puede cambiar el resto de tu vida. Eso es lo que te doy.
La buena noticia es que ese poder, esa belleza, esa alegría, esa paz, todas estas cosas son testigos de que ese poder existe dentro de ti. Y de que existes y estás entre esos dos muros, porque cuando pases ese muro ya no va a ser así. Mientras estés entre estos dos muros tienes una misión por cumplir. Todos y cada uno de nosotros en este mundo tenemos una misión por cumplir. Esa misión es inundar tu vida de alegría. Es inundar tu vida de paz.
Ya es tiempo, ¿no? De hacer esa auditoría y decir: “¡Ya, es suficiente! Toda esta basura que he cargado toda la vida no me ha servido de nada”. Este es un buen momento, porque cualquier momento es bueno mientras no hayas llegado a ese muro.
Aunque estés a una millonésima de centímetro, a un milímetro de esa pared, todavía sigue siendo un buen momento, aun no has llegado. Porque una vez que te choques con ese muro, olvídate de si eres joven o viejo, está bien. Tu corazón no tiene edad. Forma parte de ese corazón eterno.
Ese espacio en el que existe la serenidad, ese lugar donde está esa paz, en que existe esa alegría. El espacio ilimitado que existe dentro de ti, eso es eterno. Mientras más lo uses, no va a disminuir.
Entonces, haz la auditoría y lo que sea que veas en ella. Tú tienes que hacer la auditoría, no la voy a hacer yo. Tú tienes que hacer la auditoría de tu vida y ver qué es lo que te falta antes de que llegues a ese otro muro.
Porque ese es el día en que comenzarás a vivir. Ese es el día en que tendrás que realmente comenzar a vivir. No en esta melaza pegajosa de ideas e imaginación.
No me entiendas mal, no estoy diciendo que la imaginación sea algo malo, todos la necesitamos. Es realmente buena.
En esta vida, en esta existencia, uno: tienes todo lo que necesitas. Dos, está dentro de ti. Tres, te pertenece. Cuatro, lo único que tienes que hacer es permitir, sin miedo a fracasar, que el río de paz fluya a través de ti. Eso es todo, es todo. No te resistas, deja que fluya. Sé quién eres y disfruta.
En cierta forma somos todos extraños que estamos en este océano, en este viaje. Este viaje tiene algo que ver con el tiempo, algo que ver con esos seis elementos, el oxígeno, el nitrógeno, el carbono, y todo eso. Aquí estamos, tiene algo que ver con millones de años de evolución, algo que ver con todo eso.
Pero al final de cuentas, aquí estas. Y tienes que ver qué es lo posible ahora. No el viaje de la imaginación, sino el viaje de la experiencia, ha hecho posible que sientas paz en tu vida. Es el mayor logro, el logro más grandioso que un ser humano puede tener.
Recibirás el reconocimiento supremo por esto. El premio es la paz. El premio es la dicha, tu dicha. Tu paz, tu vida plena.
CONFINAMIENTO – DÍA 90
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Comienza de Nuevo
Centro Correccional Wolston, Wacol, Queensland, Australia
Prem Rawat:
He ido a bastantes cárceles, y estoy aquí no para juzgarlos (eso ya sucedió, ese no es mi trabajo). Estoy aquí para señalarte algo y ese algo eres tú.
Porque en toda esta ecuación de la vida a veces no estamos incluidos. Hay asuntos, gobiernos, esto y lo otro. Pero, ¿qué pasa contigo como ser humano? ¿Qué significa para ti el hecho de estar vivo?
En la vida, es una cosa. A fin de cuentas, es decir: al final de la vida siempre puedes mirar hacia atrás y decir “ah, pude haber hecho eso de otra forma, lo habría podido hacer mejor”. Pero si pudieras hacer eso al principio, decir: “¿Qué forma le daría a mi existencia? ¿Cómo sería yo? ¿Qué sería yo?”.
En la India, donde nací, hay una historia. Es una historia fascinante porque va desarrollándose y el resultado es muy claro: va a haber una guerra, una guerra enorme en donde van a participar cuatro millones de personas. Y va narrándose cómo va a suceder esta guerra.
Esta guerra es para que el bien triunfe sobre el mal. Hay una princesa que participa en esta historia y ella es la razón, una de las razones, por cierto, para que se luche esa guerra.
Así que puedes ver que la guerra no ha comenzado aún, pero es inminente. Y hay razones para que ocurra esta guerra.
Y un día, cuando ella es aún muy pequeña, se entera de que un sabio ha venido a su pueblo. Todos le animan a que vaya a verlo para que pueda aprender algo de él. Ella va a ver a este hombre sabio y resulta que este sabio es el que está escribiendo esa historia. Es muy enrevesado en ese sentido, pero es muy simple.
Él la mira y le dice: “Yo sé quién eres. Eres la razón por la que va a haber una calamidad, por la que va a haber una guerra. Y van a morir millones de personas”. Y ella dice: “No quiero que eso suceda, no quiero ser yo el motivo por el que mueran tantas personas ¿No puedo hacer algo para cambiar eso?”
Y él dice: “Sí. Hay algo que puedes hacer”. Y por eso les estoy contando esta historia. Esto es lo que le dice. Así es como puede impedir que suceda la guerra. Le dice: “Primero, no te ofendas. Cuando alguien intente ofenderte, no te ofendas”. Y ella dice: “Eso es muy fácil. Puedo hacerlo.”
“No trates de ofender a nadie”. Así que: “Primero, no te ofendas. Segundo, no ofendas a nadie. Y si alguna persona te ofende, no pienses en la venganza”. Así que: “No te ofendas. No ofendas a nadie. Y si te ofendes, no intentes vengarte”. Ella dice: “Hecho. Puedo hacerlo”.
En realidad, lo que sucedió en la historia es que ella ofendió a alguien. Y la persona a la que ofendió, la ofendió a ella. Y cuando ella se ofendió, lo único que quería era vengarse. Y eso llevó a que cuatro millones de personas perdieran la vida en el campo de batalla.
¿Por qué te cuento esta historia? ¿Esto qué tiene que ver contigo? Es esto: el campo de batalla eres tú. Tu vida, tu existencia. Y en este campo de batalla, o sales vencedor o sales muerto.
Y para que no suceda esta guerra, no te puedes ofender, no puedes ofender a nadie, y si te ofenden, no te vengues. Porque ese es el comienzo de esa guerra.
Tú eres más de lo que te das cuenta. Tú eres el regalo. Te han dicho: “No, el regalo vendrá de otra parte. Otra persona vendrá a salvarte”.
Eso lo escuchaste y no lo cuestionaste, lo aceptaste. Te lo aprendiste de memoria y seguiste adelante en tu vida: “Alguien vendrá a salvarme, alguien vendrá a salvarme...” Y en ese tiempo, el ser humano se va confundiendo más y más.
Porque esto es un campo de batalla, recuérdalo, esto es un campo de batalla. Y estás batallando no solo con tus ideas sino con las ideas de los demás. No solo con tus expectativas sino con las expectativas que otros tienen de ti.
Tenemos que conocernos a nosotros mismos. ¿Por qué? ¿Qué significa conocerte a ti mismo? ¿Tu nombre? No. ¿Lo que te gusta y lo que no te gusta? No. Lo que tienes que conocer de ti mismo es tu fortaleza: la valentía.
¿Has oído hablar del corazón? ¿Qué es el corazón, qué significa? ¿Qué es un corazón? El corazón es el lugar donde reside la valentía del ser humano, donde reside la claridad del ser humano. El corazón es el lugar donde, por cierto, reside lo Divino. Y no lo digo en el sentido religioso.
Ese poder que pulsa a través de todo también pulsa a través de ti. Eso que hace que la tierra esté suspendida en el universo, lo que tiene girando a la tierra, sin varas, ni redes, ni sedales, ni hilos. Suspendida. Con un universo que se extiende más allá de diez mil millones de años luz...
No conocemos el límite del universo. Y no lo conocemos porque la luz sigue viajando, sigue llegando.
No hay arriba ni hay abajo, está en todas partes. En todas partes. Y ahí, esa misma energía está pulsando a través de ti. La vida, eso eres tú. Tu entendimiento, eso eres tú. Y eso es conocerte a ti mismo: tu fortaleza. Es lo que constituye esta vida.
¿Qué fue lo que oíste cuando llegaste por primera vez a este centro? (No lo que escuchaste de afuera, sino entre tus dos oídos): “Se acabó”. ¿Quién dijo que se acabó? ¿De dónde salió eso? ¿De ti? ¡Tú sigues vivo! No solo estás vivo, sino que ojalá, a través del Programa de Educación para la Paz hayas aprendido que aún tienes una vida y que todavía la puedes forjar.
¿Son las cercas? ¿Es la pared? ¿O eres tú? Tú eres el jugador, no las cercas. Tú eres el jugador. La cerca más grande que tienes que superar no es ésta. Ésta es de alambre de púas. Pero esta cerca que hay aquí, entre estos dos oídos, ha matado a muchos. Ha destruido civilizaciones, ha destruido vidas.
Tienes vida. Todavía tienes vida. Y la vas a seguir teniendo hasta el día en que ya no la tengas. Y hasta ese día vas a poder darle forma, vas a poder cambiarla, porque lo que pasa por esta cabeza depende de ti.
Al final, ¿quién es el responsable de hacer que tu vida sea una experiencia agradable? Tú. Siempre fuiste tú. Pero, ¿a quién buscaste? A tus amigos. Los amigos iban a hacer que disfrutaras mucho de tu vida. Probablemente, para muchas personas, fue ahí donde tuvieron las malas influencias.
Tú eres responsable. Y ese es tu valor. Haz lo que tengas que hacer. Haz lo que te llevará a la paz. Di las palabras que reflejan sabiduría.
Tienes que recordar una cosa: tomo una vela que está encendida y otra que no lo está. Por tanto, una vela encendida y otra sin encender. Pongo la que no está encendida junto a la vela encendida. Toco la mecha con esa. ¿Qué crees que va a suceder? ¿La vela que está apagada va a apagar la vela que está encendida?
¿O será que la vela encendida va a encender la que no lo está? “La ley”. Esta es la ley que prevalece. Esta regla... Esta regla, si entiendes esta regla, que la vela encendida tiene el poder de encender la vela que no está encendida pero la vela que no está encendida no tiene el poder de apagar la que está encendida. Es a la inversa, porque podría ser al revés, ¿verdad? Pero no es así.
Aprende a aprovechar eso. Enciende la vela y vas a poder encender muchas velas que no están encendidas. Pero enciende primero la vela para ti mismo. Esta es una gran ley, una gran regla. Esto es lo que te da esperanza. Significa que si tienes una vela encendida nunca tendrás que ser una vela apagada. Nunca. Jamás.
Nunca. Pero encuentra la vela encendida dentro de ti.
Cuando yo estaba en Colombia, alguien me dijo: “Sr. Rawat, me siento muy bien; está aquí y está todo bien. Pero usted se irá y ¿qué va a suceder?” Yo le dije: “Lo que sientes, eso tan bueno, viene de ti, no de mí. Esa bondad siempre la tuviste en ti. Aprende a acceder a esa bondad las 24 horas del día, 7 días a la semana, 365 días y luego durante el resto de tu vida”.
Tienes todo lo que necesitas. Comienza con tu fortaleza, con tu claridad, con tu valentía. Vuela.
No estoy aquí para entretenerte. Estoy hablando de que tú encuentres en ti tu paz, tu alegría. Es posible, créeme. Es posible, no importa cuáles sean tus circunstancias.
Si naciera un bebé aquí, ¿estaría afectado por las cercas y las rejas? No. Lo único que necesita es a su mamá, la leche. Y el bebé estaría muy feliz. Muy contento, murmurando y arrullado, mientras esté satisfecho.
Encuentra esa satisfacción en ti mismo. No permitas que nada te distraiga de lo que eres. Esto es lo que les digo a todos. No les estoy diciendo aquí nada especial.
Esto es lo que les digo a todos. Ciento veinte millones de personas escucharon este mensaje en el 2016. Este año ya son más de 120 millones de personas las que lo han escuchado. Y esperemos que a final de año quizá sean 240 millones de personas las que hayan escuchado el mensaje. Pero es lo que les digo a todos.
No permitas que eso te haga pensar que eres desafortunado. Mientras este aliento siga llegando a ti, eres afortunado, estás bendecido no importa cuáles sean tus circunstancias.
Confinamiento - Día 89
Cuenta regresiva al Programa de Educación para la Paz
La vida como tú la quieres
Entrevista con Tony Wrighton, podcast de Zestology
Cuando te encuentras con una persona en una cena y te pregunta: ¿a qué te dedicas? ¿Cuál es tu respuesta?
Hablo de la paz y esa ha sido mi labor desde que tengo nueve años de edad. Le he hablado a la gente de la paz porque creo que eso es un ingrediente importante que nos falta. No hay nada en el mundo que nos enseñe realmente a reconocernos a nosotros mismos. Sócrates dijo lo mismo: conócete a ti mismo. En este mundo puede que te encuentres con lo que dijo Sócrates por error, ¿y qué valor tiene eso? ¿Lo que se refleja en nuestras redes sociales? ¿Cómo se refleja en el mundo que vivimos todos los días? “A propósito, ¿hoy te has conocido a ti mismo, te conoces a ti mismo, sabes quién eres?”
Ves al mundo entero de la manera en la que te han enseñado: “Tengo que llevar este tipo de ropa, tengo que hacer esto y aquello, ponerme en contacto con tal persona...” Pero, ¿qué tal ponerte en contacto contigo mismo como persona?
Pensamos que el mundo es extraño a veces… estás mirando un mapa y diciendo: “El mapa está bien, me encantaría señalar en él dónde quiero estar con una X muy grande”. Pero la pregunta importante es ¿dónde estás tú en el mapa? Porque si no sabes dónde estás, ese mapa no te sirve de nada. Cómo vas a planear la ruta. Todo el mundo marca sus equis: “quiero estar aquí, quiero estar allí...”
Pero, ¿dónde estás? ¿Quién eres? Así que este es el mensaje, y creo que puede cambiar al mundo profundamente. Veo esa trasformación suceder en la vida de las personas que están encarceladas. Imagínate su punto de vista, han visto lo peor de lo peor, cada día, cada día. Y sin embargo hay algo de bondad en esta humanidad, en cada uno de nosotros. Tenemos que hacer algo para que surja. Hemos creado una sociedad en donde lo peor de nosotros surge sin problemas, pero no hemos creado una en la que surja lo mejor de nosotros.
Conoces a alguien en una cena y le dices: "Hablo de la paz". [Prem: sí.] Su pregunta va a ser: ¿cómo llegaste a este lugar?
Ha estado sucediendo durante largo tiempo, la primera charla que di fue a los cuatro años y sentí que había muchísima gente.
¿A los cuatro años?
Tenía cuatro años y fue en un evento que mi padre había organizado. Me di cuenta de que cada uno estaba en lo suyo, nadie estaba presente. Sentí que el mensaje de mi padre sobre la paz era muy importante, así que les dije: “Muchachos, tenemos que concentrarnos porque tenemos la oportunidad de estar vivos y no vemos nuestra vida… (estoy diciendo lo que creo que dije).No vemos nuestra vida desde el contexto del nacimiento y la muerte, que hay una cantidad limitada de tiempo que tenemos en la faz de la tierra, pero hay paz dentro de cada uno de nosotros. Si acaso están interesados en eso, en sentir esa paz en vuestra vida...” y así comenzó.
A partir de entonces me he dirigido a muchísimo público y la gente ha estado cada vez más interesada. De eso se trata, de construir sobre lo que funciona, no sobre lo que no funciona. Eso es lo que he estado haciendo y las personas han ido asistiendo sin condiciones: “te gusta, bien, no te gusta, bien”. Incluso con la paz, si no te gusta, si quieres estar en medio de una guerra y eso es lo que te ves haciendo, bien. Pero luego la gente empieza a darse cuenta y va creciendo, y más y más personas se interesan.
Sé que hablaste, al poco tiempo de haber llegado, en el primer festival de Glastombury... ¿Fue en 1971?
Sí, fue el día 31, algo asombroso, y no conoces la historia de fondo: yo no quería ir. Sentí que ya lo tenían todo planeado, pero las personas insistían: por favor, ve, por favor, ve... Salí a dar una vuelta en auto y le dije al chofer: llévame a dar una vuelta. Estuve pensando y pensando: “¿qué les puedo decir? Han ido a escuchar música, no sé cantar ni tocar la guitarra, ¿qué hago?”. Luego entendí, “haz lo que siempre has hecho, expresa tu mensaje, quizá le cambie la vida a alguien. Tal vez nunca les conozcas, pero su vida cambiará. ¿No es esa tu razón de ser?”.
Así que llegamos y estaba todo el mundo esperando la próxima canción, no hubo tal cosa: trajeron una silla, me senté en ella y empecé a hablarles. Se creó un silencio total, la gente estaba escuchando. Les dije: “seré breve, sé qué estás esperando la música, pero aquí está: lo que buscas está dentro de ti, así que existe la paz. La paz es posible.”
Hablé durante unos minutos, no recuerdo cuánto. Me bajé del escenario, y podían seguir con lo suyo. Para mí y sé que para muchas personas, todo cambió. Para mí cambió... no es necesario hablar ante un público con personas que están absolutamente seguras de que quieren escuchar sobre la paz. Puede ser cualquiera, es un mensaje que puede llegar a las personas de una manera muy hermosa. Mantenlo simple, mantenlo real.
Mi instinto me dice que es muy difícil no estar de acuerdo con el mensaje, que todos queremos más paz. Sería muy hermoso que todos tengamos más paz, ¿por qué no?
Porque, una vez más, tenemos nuestro mapa y todo el mundo nos dice lo que hay que poner en él: “Vas a querer visitar tal lugar...” y claro, una vez que comienzas a usarlo te das cuenta de que no estás llegando donde quieres ir. ¿Te das cuenta de lo real que es para la gente? Van a hacer esto y aquello, se gradúan, encuentran un trabajo y todo lo demás... ¿eso es todo? Es así con todo. Por ejemplo, las dietas. Supongo que mucho se relaciona con ese tema. Empiezas con la dieta, todo va muy bien, y de pronto te das cuenta de que no está funcionando para ti, o perdiste el interés y no la sigues como deberías. Alguien se está tomando un helado y tú quieres participar.
Las cosas se desmoronan. Las personas pasan de dieta en dieta... es fácil comprenderlo cuando se refiere a las dietas, pero ¿sabes en qué otro aspecto de nuestra vida sucede? Empezaste con las resoluciones de año nuevo, y el primer día se desmoronan, no puedes mantenerlas. La búsqueda de la paz también se desmorona y la gente empieza a decir... es parecida al cuento sobre la frustración, como la historia del zorro que no puede alcanzar las uvas. Para muchas personas es algo como “la paz no va a ocurrir”. Es la primera reacción que he visto...
Pasaba por la aduana una vez y me preguntaron a qué me dedicaba. “Hablo sobre la paz”. “Eso no va a ocurrir”, me contestaron. “Hay tantos problemas en el mundo, hay tanta codicia que la paz no va a ocurrir”. Y me puse a pensar al respecto: ¿cómo surge la codicia? ¿Nace en los árboles, la encuentras de forma natural en los ríos, los témpanos o qué? Es creada por los seres humanos, es algo que practican los seres humanos.
Entonces, si los seres humanos la crean también la pueden revertir, y quizá es necesario darles un incentivo. Ahí es donde encaja este mensaje. En medio de todas las guerras que están sucediendo, en cualquier momento sucede otra cosa. El tiempo pasa y no puedes hacer nada al respecto: no puedes rebobinarlo, no puedes ponerlo en pausa... y tu corazón está buscando la paz. Pero necesitas conocerte a ti mismo para encontrarla.
Cuando haces grandes eventos como el de este fin de semana, ¿cómo animas a las personas a encontrar su propósito? O quizá conocen su propósito pero no lo están logrando. ¿Hay un formato hoy en día para ayudar a encontrar ese propósito y vivir mejor la vida?
Es muy simple, realmente. Solo necesitamos que nos lo recuerden. Nuestro poder de olvidar es excepcional y nos encontramos tan atrapados en este mundo que olvidamos que, a propósito, estamos vivos. Estar vivo se vuelve algo de segunda. ¿Por qué me dices algo que ya sé? Dile eso mismo a alguien que está en su cama del hospital, tomando su último aliento. Esa persona tendrá una apreciación totalmente diferente. Lo apreciará de una forma distinta, lo he visto. Lo aprecian de una manera totalmente diferente a la persona cuyo plan es ir a un partido de fútbol o a una cena elegante, a una fiesta de gala...
Es como... un momento, necesitamos que se nos recuerde, especialmente en este mundo que es tan confuso. Hay tantas atracciones que nos distraen de estas cosas básicas… necesitamos que se nos recuerden, lo necesitamos.
Y esto es muy importante: la paz es posible. Necesitamos que se nos diga a diario. Lo que más practicas, en eso te vuelves un experto. Y así son las cosas, porque es así como sucede. Lo que más practicamos, en eso nos volvemos expertos. Mira en tu vida: ¿cuánto tardas en enojarte? ¿Es eso lo que practicas, enojarte? ¿Y cuánto tardas en calmarte? Bueno, respira profundamente, siéntate... pero ¿enojarte? Para eso no necesitas sentarte ni respirar hondo, simplemente te enojas así, de pronto. Así que lo estamos practicando. Debes pensar en los malos hábitos. Si no los vences en tu vida, ellos lo harán y moldearán tu vida y tu futuro.
CONFINAMIENTO – DÍA 87
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
PAZ ESENCIAL
Seminario Internacional Bunya, Parte II
Prem Rawat:
Hay tres cosas en tu existencia: el nacimiento. Estás vivo. Y un día tendrás que irte, la muerte. Estoy simplificando, ¿de acuerdo? Sé que hay muchas más cosas pero estoy simplificando: naciste, estás vivo y un día tendrás que irte.
No tuviste ningún control sobre cuándo naciste. En realidad no tienes mucho control sobre cuándo te vas a ir, pero entre esas dos cosas, la llegada y la partida, sí tienes control. La pregunta es: ¿lo tienes? La única razón por la que digo esto es porque, si no lo tienes, deberías tenerlo.
Porque es la única manera en la que vas a poder decir: “Ah, disculpa, no quiero frustración en mi vida. Disculpa, no quiero ira en mi vida. Disculpa, quiero alegría en mi vida. Disculpa, quiero paz en mi vida. Disculpa, quiero sentirme bien todos los días”.
Porque si esto es responsabilidad de los demás, entonces estoy a merced de ellos. Su aprobación me hace sentir bien. Entonces estoy a su merced y tengo que hacer lo que tenga que hacer para complacerlos, para que puedan decir: “Vas bien. Vas bien”.
¿Qué es lo más difícil en la vida? ¿Qué tiene de difícil la vida realmente? ¿Lo sabes? Como una grabadora, no tiene controles: pausa, detener, rebobinar.
Quiero decir, si ayer me lo perdí, me gustaría hacer una pausa, rebobinar: “Déjame intentarlo de nuevo. Por favor, déjame volverlo a intentar”. Si en un momento me siento muy furioso, muy, muy furioso, yo sé lo que va a pasar después de esa furia: me voy a sentir mal. Podría hacer una pausa, rebobinar: “Permíteme volver a intentarlo”.
Pero como no hay controles, estás obligado a vivir tu vida con conciencia todos los días, y eso es muy difícil. Es muy, muy difícil. La razón por la que es tan difícil es porque no estás organizado para eso.
Dos minutos vives desde el corazón, dos minutos y vives desde aquí. Dos minutos aquí, dos minutos aquí. Dos minutos aquí, dos minutos aquí…
Un minuto, tienes que ser práctico. Un minuto: “Ah...” Un minuto: “Dios mío. Llego tarde.” Un minuto: “Soy tan feliz de estar vivo.” Y al tercer minuto: “¿Soy feliz? ¿Llego tarde?”
Confusión, confusión, confusión. Y ahí es donde todos dicen: “Ah, sí. No podemos estar confundidos. Vamos a formarnos, vamos a leer un libro, busquemos una persona de éstas como yo.”
Pero lo que te digo es directo: no necesitas mirarme a mí para tener paz. Deberías mirarte a ti para sentir paz. Porque tu paz reside en ti. Mi paz reside en mí. Yo no te puedo dar mi paz ni tú puedes darme la tuya.
No te puedo dar mi respiración, ni tú puedes darme la tuya. Y en todo ese tiempo que transcurre desde este muro hasta el otro, no se puede intercambiar ni un solo momento. Es tuyo. Es mío.
Tú entendiéndote a ti. ¡Tú entendiéndote a ti mismo! Esto fue lo que dijo Sócrates: “Conócete a ti mismo”, comprender el ser.
Así que lo que tengo que decir es muy sencillo: lo que estás buscando está dentro de ti. La pregunta que te haces es: ¿cómo busco en mi interior? De la misma forma en la que ves tu cara. ¿Cómo ves tu cara? Si quieres verte a ti mismo, ¿cómo te ves? Con tus ojos ves el mundo. Ves las caras de todos, ¿verdad? Con estos ojos ves las caras de todos menos la tuya.
Pero si quieres ver tu cara, ¿qué necesitas?
Alguien del público:
Necesitas un espejo.
Prem Rawat:
Correcto. ¡Necesitas un espejo! No dependencia sino independencia.
¡Lo mío es la libertad! Estoy hablando de independencia. Es ahí donde mi mensaje es tan diferente. Resulta que llego, me siento en una silla o a veces estoy de pie ante un podio. Y sí, uso un micrófono cuando hablo, eso es todo. El mensaje es completamente diferente. Es sobre la libertad. Sobre “conocerte a ti mismo”. El mensaje es: “Tú tienes el poder de liberarte”.
Cuando digo: “Conoces tu mundo, ahora conoce tu respiración”, ¿por qué digo eso? Porque en esta vida hay algo muy hermoso.
Para terminar, un último pensamiento. Y la sabiduría no llega toda al mismo tiempo, créeme. A veces llega de a pedacitos. Así que un día tuve este pensamiento que voy a compartir con ustedes.
Si busco al Buda. He visto imágenes, estatuas de Buda. Y si lo estoy buscando en este mundo, en la actualidad, ¿cómo debo hacerlo? ¿Cómo debo hacerlo?
Porque ¿debo buscar a una persona que se parezca a las imágenes y estatuas que he visto? Si hago eso, no voy a encontrar al Buda.
Pero si busco a alguien que tenga la sabiduría, la benevolencia, la bondad, que tenga ese cariño, entonces, ¿tienes idea de cuántos Budas encontraré? Millones. Millones. Porque el Buda no era esto (cabeza), sino esto (corazón). Lo que hizo que Buda fuera Buda no fue su cara sino su benevolencia, su cariño, lo que compartía, su sabiduría.
Y eso vive siempre. Nunca muere. Vive siempre.
Muchas personas, cuando muere una persona muy querida se ponen tristes, como debe ser. Pero como has visto a esa persona que conoces estás apegado a esa cara. Deja de buscar la cara. Empieza a buscar la bondad, la alegría de esa persona. Empieza a buscar su cariño y te darás cuenta de que sigue aquí. No en una persona, sino en muchas, muchas, muchas y muchas personas. Esta es la sabiduría de la vida. No la sabiduría del mundo, sino de la vida.
CONFINAMIENTO – DÍA 84
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Tu verdadera fortaleza
Prem visita a los prisioneros de la prisión Malmesbury en Sudáfrica
Prem Rawat:
Damas y caballeros, distinguidos invitados: es un honor tener esta oportunidad para dirigirme a ustedes. Lo haré muy simple, porque sé que no quieren estar aquí sino que quieren salir.
Pero aquí estás. ¿Cómo puedo ayudarte en tu vida para que puedas comprender quién eres? Tenemos escuelas, universidades, centros de formación para aprender idiomas, para aprender a hablar, a escribir, a resolver ecuaciones matemáticas. Pero nadie en este mundo te enseña cómo ser tú mismo. Nadie te enseña eso.
Te encuentras en circunstancias adversas, ves que las cosas no van como tú quieres. Y acabas encerrado. ¿Y qué haces? Culpas a las demás personas: “Fue él, lo hizo él...” Pero el primer responsable de lo que haces eres tú.
Tienes en ti el bien y también el mal. Eso lo debes comprender ¿Cuánto bien y cuánto mal? Exactamente el 50% de cada uno. No el 51% de uno y el 49% de otro, sino exactamente la mitad de bueno y la mitad de malo. Depende de ti a quién tomas como amigo: ¿el bien o el mal? ¿Por quién debes hacer esto? ¿Por quién? ¿Por tu familia? ¿Por quién debes hacerlo?
Bueno, escuchen, tienen que responder esta pregunta. No voy a continuar... bueno, una persona dijo que “por uno mismo.” ¿Qué piensa el resto?
¿Lo vas a hacer por ti mismo o por quién? ¿Cómo pueden estar tan confundidos respecto a esto?
Tiene que ser para ti. Tiene que ser para ti. Porque tú importas. ¿Sabes por qué importas? ¿Tienes alguna idea de por qué importas? ¿Por los demás?
¿Has vivido toda tu vida para los demás? ¿Te has comparado con los demás, has intentado ganarte el respeto de los demás e hiciste todo lo que hiciste por los demás? Bueno, y ¿dónde están los demás? ¿Están contigo?
¡Lo hiciste por ellos y ni siquiera están aquí! Error número uno: cuando no vives tu vida para ti mismo sino para otros.
¿A quién le llega esta respiración? ¿A ti? ¡Te llega a ti! ¿Puedes darle un minuto de tu vida a otra persona? Si las personas pudieran vender cinco minutos de su vida, ¿crees que existirían los pobres en este mundo? Todos los ricos estarían comprándolo. Y ofrecerían mucho dinero.
Pero no se puede. No puedes dar ni un minuto de tu vida. Entonces, ¿para quién estás viviendo la vida? La vida está viviendo para sí misma y tú vives para otros.
Cuando la vasija está agujereada no hay suficiente agua en el océano para poder llenarla, ¿lo entiendes? Puedes poner todo el océano dentro de ella, los siete mares, y no llenarán la vasija debido a un pequeño agujero. No se trata del tamaño.
Lo que tienes, se te ha dado. Comenzó el día en que tomaste tu primer aliento ¿Qué se te dio ese día, cuando naciste y tomaste tu primer aliento? ¿Qué se te dio? ¿Qué crees que se te dio? Se te dio la oportunidad de ser, de existir.
¿Qué significa la existencia? ¿Qué significa existir? ¿De qué sirve una vasija si tiene un agujero? No puedes decir: “Ah, el agujero no es muy grande”. No importa. Puede ser del tamaño de un lápiz y el océano no la llenará. Ya no puede contener nada.
Tú tienes la oportunidad, la posibilidad de realmente estar vivo. ¿Qué significa estar vivo? ¿Tienes la posibilidad; pero primero tú, como ser humano, tienes que llenarte. Sólo cuando estás lleno puedes ayudar a otros.
¿Quieres ser un buen padre? Primero tienes que ser un buen ser humano. ¿Quieres ser un buen hermano? Primero tienes que ser un buen ser humano. ¿Qué significa ser un buen ser humano? ¿Qué es un buen ser humano? Un buen ser humano es el que entiende qué es su corazón.
¿Y qué es el corazón? El corazón es donde reside la valentía, donde reside la sabiduría, la claridad. Es donde existe lo divino. No necesita un domicilio. Algunas personas no necesitan un domicilio. El corazón no lo necesita. El corazón es un lugar que está dentro de ti.
Y tú ¿lo sientes? ¿Sientes la bondad en ti? Cada ser humano tiene la misma cantidad de bondad que de ira o de crueldad.
Hay dos cosas garantizadas: el día que naciste y el día en que te tendrás que ir. No puedes cambiar eso, pero puedes cambiar todos los días entre esos dos. Eso es lo que significa estar vivo. Eso es lo que significa ser un ser humano: alguien que sabe y entiende que cada día depende de ti. Depende de ti.
¿Buscas paz? ¿Dónde está la paz? Ayer, una señora me hizo esta pregunta: “Hablas del conocimiento de uno mismo. ¿Cómo me conecto con eso? ¿Qué tengo que hacer?” Y le dije: “Esa paz, ese autoconocimiento está dentro de ti. Deja de pensar y comienza a sentir”.
La paz está dentro de ti. Cuando empiezas a entender que tienes un corazón, que eres un ser humano, que tienes esta oportunidad y que estás vivo, inmediatamente te elevas por encima de esa sopa hirviendo hasta un lugar en donde dices ¿qué?: “Gracias. Gracias. Gracias por esta vida”.
Dejas de contar todo lo malo y comienzas a contar todo lo bueno ¿Cuántas cosas buenas y cuántas cosas malas te han sucedido en la vida? ¿Lo sabes? Te lo pondré en perspectiva.
Sé que te han pasado unas cuantas cosas malas, ¿verdad? Pero, cada vez que respiraste fue algo bueno, estuvo bien, te trajo vida, ¿verdad?
Entonces, sabiendo ahora que cada aliento que tomaste fue algo bueno, ¿cuántas cosas buenas y cuántas cosas malas han ocurrido en tu vida?
Ha habido muchas más cosas buenas en tu vida, y continúa habiendo. Pero, ¿eres consciente de ello? ¿Estás comprendiendo? ¿Te centras en lo bueno o en lo malo? ¿Estás dejando que un poquito de mal detenga todo lo que está bien? Y si es así, ¿qué va a ocurrir?
Tienes que sopesar lo bueno y lo malo, el bien y el mal. Tú tienes que sopesarlo. Y hay muchísimo que es bueno. Acéptalo. Entiéndelo.
Comprende que en este momento hay algo que te mantiene vivo. No necesitas saber su nombre, pero hay algo que te mantiene vivo. Y eso que te mantiene vivo te está haciendo un favor, te está dando un regalo.
Cuando recibes un regalo y es un regalo importante, valioso, ¿qué haces? ¿Lo aprecias? ¿Lo agradeces? ¿Eso es lo que haces? ¿Cuál es el precio de la vida? No la puedes vender ni regalar ¿La estás apreciando? ¿Te sientes agradecido por ella?
Estas son las oportunidades. Esta es tu fortaleza, tu verdadera fortaleza, no una serie de ideas complicadas. No estoy aquí representando a ninguna religión. No represento a ninguna religión ni a ninguna filosofía. Todo lo que te digo viene de mi experiencia personal.
CONFINAMIENTO – DÍA 72
CUENTA REGRESIVA AL PROGRAMA DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Gratitud esencial
Los Ángeles, EEUU
La gratitud es sumamente importante. ¿Por qué es importante? Claro que todos sabemos lo que es gratitud, ¿verdad? Nos han enseñado la gratitud desde que somos muy pequeños: “Da las gracias”. ¿Es eso gratitud, dar las gracias?
La madre, el padre le dicen al niño pequeño: “Da la gracias”. Desgraciadamente, muchos de nosotros eso es lo único que sabemos sobre la gratitud. ¡No sabemos nada más!
Y hoy quisiera presentarte todo otro mundo, llamado “el mundo de la gratitud”. Porque, ¿qué se necesita para sentir gratitud?
En primer lugar, la gratitud es un sentimiento, y un sentimiento no se puede forzar. O lo sientes o no lo sientes. No es una de esas cosas donde te pueden decir: “Toma asiento, te voy a convencer de que tienes hambre”. En lo que respecta al hambre, o tienes o no tienes. En lo que respecta a la sed, o la sientes o no la sientes. En lo que respecta a la felicidad, o te sientes feliz o no.
Para muchas personas, todo este asunto de la gratitud es un misterio: “¿De qué hablas? Sí, claro que tengo gratitud, digo 'gracias' todo el día”. Cuando el auxiliar de vuelo me trae esa comida horrible le digo “gracias”, y ni siquiera sabes donde ha estado.
Hay tantas personas que te hablan de reciclar, reciclar. Eso está bien, es ecológico. ¿Esta comida también es reciclada? Tiene algo de sospechoso, porque los lugares en donde se prepara la comida en los aviones están muy cerca de los baños. En la India eso no se permitiría, no puedes tener un baño cerca de ningún lugar donde se prepare comida. Pero decimos “gracias.” No hemos probado el café (podría ser horrible), pero decimos “gracias”.
“¡Que tengas un buen vuelo!” Y ¿cómo lo sabes? ¿Eres un meteorólogo, o un piloto? ¿Dónde está la turbulencia? ¿Durmió bien el piloto anoche? ¿Se siente bien? ¿Le toca pilotar al copiloto? Pero “¡que tengas un buen vuelo!”, y decimos “gracias”.
Así que pensamos que de alguna manera nos podemos convencer de tener gratitud, de sentir agradecimiento, pero no es así.
Entonces, ¿qué te haría sentirte agradecido? ¿Hay algo ocurriendo naturalmente en tu interior que te haría sentirte agradecido? ¿Es la verdadera gratitud algo mental o del corazón?
¿Estás pensando verdad? Puedo oírte pensar, puedo oírte decir: “Nadie me había hecho esta pregunta antes, si la gratitud es algo mental o del corazón”. Porque tu contacto con el agradecimiento ha sido algo mental, y esa no es la gratitud de la que hablo. Eso son buenos modales, los modales no tienen nada que ver con la gratitud. De lo contrario, la palabra “gracias”...
Digamos que estás en una situación horrible, realmente horrible, y alguien te da un vaso de agua. Tú ni siquiera tienes sed, pero te dice: “Bébela”. ¿Deberías decir “gracias”? ¿No deberías decir “gracias”? Estás pensando otra vez, ¿verdad? Eso está a millones de kilómetros de la gratitud, no tiene nada que ver con la situación.
No se trata de sentir gratitud por ser rico o por ser pobre. No se trata de sentir gratitud por estar sano o enfermo. O por ser joven o viejo.
No tiene que ver con ninguna de estas cosas. La gratitud aparece cuando te das cuenta de lo que has recibido en tu vida de manera innata. Sin pedirlo, sin pulsar un botón, sin hacer una llamada, sin rellenar ninguna solicitud. Entonces, ¿qué se te ha dado? Se te ha dado la vida.
Si estás aquí y estás escuchando lo que digo (mis palabras), obviamente estás vivo. Y si estás vivo, ¿puedes apreciar lo que eso significa? Ese es el primer regalo que se te ha dado por el cual necesitas sentirte agradecido.
Y cuando sientes esa vida, cuando sientes que estás vivo, no tienes que crear la gratitud. La gratitud fluye naturalmente de tu interior. Esta es la gratitud esencial. La básica, la fundamental. La auténtica, la verdadera gratitud.
Y sin ella no puedes ni comenzar a disfrutar verdaderamente de tu existencia. Solo estás a merced de todas estas dualidades, de todas estas ideas, de todas estas definiciones que siguen cambiando año tras año.
Actualmente viajo por el mundo, la gente me habla de la paz y yo les hablo de la paz. Y por mucho que lo intento, algo que no he podido entender es cómo es posible que nadie tenga ni idea de lo que significa esta simple palabra, común en cualquier idioma, llamada “paz”. ¿Cómo es posible?
Pero aquí estamos, y en este mundo de tanta locura... ¿gratitud? No sería mejor que te hablara de cómo presionar un punto de acupuntura en tu cuerpo para que te relajes completamente cuando veas los titulares en el periódico? ¿No debería hablarte de un antídoto que puedas usar cuando casualmente enciendas el televisor y te aparezca de repente un canal de noticias?
No, porque en realidad, debido a que estás vivo, está sucediendo la cosa más hermosa a pesar de toda la locura de este mundo. La locura puede multiplicarse por diez, y aún así, en medio de toda la locura, hay algo hermoso sucediendo.
El mensaje principal aquí es que aún en medio de esta locura, existe la cordura. Incluso en la oscuridad hay luz.
Hay una verdad que desafía todas las mentiras que uno enfrenta en su vida. Hay una fuerza en el poder de la respiración que te hace llegar el aliento, incluso cuando estás rodeado de un montón de cosas que te lo quieren robar. Desafiante.
Hay una sabiduría en tu interior que desafía toda la ignorancia de la que te puedas rodear. Hay una luz dentro de ti que desafía toda la oscuridad que te rodea. Hay un pozo en tu interior permanentemente lleno de un agua espléndida, dulce y limpia, que desafía todas las sequías que le rodean.
El día en que descubras este pozo, el día en que descubras esta sabiduría, que descubras esta luz y esta belleza, te llenarás de gratitud. Y será la gratitud más verdadera, más auténtica que pueda haber.